Por Maxi Salgado
En un acto cargado de emotividad y significado, se llevó a cabo la imposición del nombre de Oscar «Chichín» Bernal a la Escuela JIE (Jardín de Infantes Exclusivo) 0028, un nombre que trasciende las palabras y se sumerge en la esencia de la educación. Este gesto, enmarcado en un profundo respeto y gratitud, honra a quien ha dejado una huella imborrable no solo en nuestra institución sino en toda la educación física de Mendoza.
La singular personalidad de Oscar, cariñosamente conocido como Chichín, ha dejado una marca indeleble. Su calidez, dedicación y apoyo incondicional a la comunidad educativa han sido fundamentales. Ha sido un faro que iluminó el camino de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y aprender de él.
El subdirector de nivel inicial Marcelo García, fue el artífice de esta gestión, destacando el importante aporte de Chichín. enfatizando el valor de la educación física en las primeras etapas de la vida. Este legado se entrelaza con un enfoque en la inclusión y planteamientos de psicomotricidad, marcando una diferencia significativa en la educación temprana.
«En este proceso de asignación de nombre, se ha revelado el perfil de Chichín, resaltando aspectos que a menudo pasaban desapercibidos pero que ahora brillan con fuerza. El reconocimiento de su calidad académica y calidez humana ha sido conmovedor», nos cuenta el profesor Julio Fischer.
«Él era una persona que recibía de lunes a lunes, ¡incluso los domingos al mediodía!, a alumnos en su casa. Los acompañaba en las prácticas escolares y algunos chicos venían a hacer preguntas o a firmar planes. Siempre tenía una puerta abierta, disponible las 24 horas al día, los 7 días de la semana», recuerda su hijo Daniel.
La vida de Oscar «Chichín» Bernal, nacido el 25 de junio de 1944 en San Rafael, Mendoza, es un legado de vocación, entrega y formación. A lo largo de los años, se convirtió en una figura emblemática en el ámbito educativo, dejando una huella imborrable en las generaciones que tuvieron el privilegio de ser sus alumnos.
Desde su traslado a Godoy Cruz, donde pasó la mayor parte de su vida, Chichín Bernal demostró una profunda pasión por la enseñanza. Su trayectoria académica es un testimonio de su compromiso con la educación: obtuvo los títulos de Maestro Normal Nacional, Profesor Nacional de Educación Física y se especializó en Psicomotricidad. Además, alcanzó el título de Licenciado en Educación Física y Psicólogo Social, demostrando un apetito insaciable por el conocimiento.
Su talento y dedicación se manifestaron en su rol como formador de jóvenes. En el Instituto de Educación Física N° 9-016 «Dr. Jorge E. Coll» de Godoy Cruz, impartió su sabiduría a través de cátedras y programas de estudio. Fue el encargado de introducir la Práctica Psicomotriz de Bernard Acouturier en Mendoza durante la década de los 90, marcando un hito en la pedagogía local.
Pero lo que distinguió a Oscar «Chichín» Bernal fue su inquebrantable vocación de servicio. Contribuyó incansablemente a la educación y a la acción solidaria en la comunidad. Sus alumnos y colegas lo recuerdan como un referente excepcional, un «ángel de la guarda» que inspiró y guió a generaciones de futuros profesionales de la educación física.
Sus enseñanzas trascendieron el ámbito académico y se convirtieron en una guía para la vida. Sus alumnos hablan de él con admiración y gratitud, describiéndolo como un «profe de vocación» que nunca se guardó nada y les infundió energía y pasión por su carrera. Su influencia perdura en las carreras de quienes tuvieron el honor de aprender de él.
Oscar «Chichín» Bernal se convirtió en un ícono de la identidad profesional de sus estudiantes, un faro que iluminó el camino hacia el éxito. Su memoria perdura en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de cruzar su camino, recordándolo como un ejemplo de sacrificio, abnegación y espíritu de lucha. Defendió con pasión los valores del deporte desde los primeros pasos de la educación inicial, dejando un legado de trabajo planificado, argumentaciones sólidas y compromiso con la ciencia y la actualización constante. Su legado es un faro que ilumina el camino de las generaciones futuras.
Una coincidencia triste
El nombre de Bernal se suma a los de Luis Rodríguez Nievas y Gladys Ortega, quienes ya tienen escuelas con sus nombres, y que casualmente son tres profesores que fueron exonerados por la Dictadura Militar de 1976. Chichín y Gladys estaban trabajando en el IEF. Bernal pudo regresar, no así Ortega, que lamentablemente falleció poco tiempo después. Rodríguez Nievas estaba en la Universidad Nacional de Cuyo en ese momento.
Otro profesor que tiene una escuela con su nombre es Luis Enrique Lucca (la 5-009 de Colonias Educativas), quien es el único que aún sigue con vida.
En el acto de imposición del nombre, estuvieron presentes nuestra vicerrectora estudiantil, Mónica Padín, nuestro regente estudiantil, Julio Fischer, y el profesor Carlos Cárdenas.